La pauta ya la había establecido Obama. Y, si Piñera con Karen se abrocharon a la muñeca el reloj ToyWatch de Michelle (a esta altura todo un símbolo de poder, aunque estamos de acuerdo con @eugeniotironi que se lo debe sacar ahora que fue electo), menos se iban restar del mundo de los social media. Ni una posibilidad de no estar ahí con la irrupción de Marco Enríquez Ominami (de apenas 36 años). Hasta Martita sacó Twitter, total, ¿por qué no?

Estar o estar: esa fue la cuestión

Es que no bastaba que las candidaturas tuviesen solamente un sitio web (por más foto o vídeo que le pusieran), con algún mailing o formulario de contacto. Ahora tuvieron que preocuparse de contratar a dirigentes para la campaña digital (porque el prosumer es bravo y pucha que te postea, tuitea y critica). Todos (SP, EF, MEO y JA) agregaron a sus sitios de campaña Twitter, Facebook, Youtube y Flickr (Sólo SP sumó Fotolog).

Tuvieron que responder las consultas de los ciudadanos digitales, leer los insultos y vivir parte de la campaña en la web. Internet fue un foro de debate real, donde candidatos, periodistas, estudiantes, políticos y todo el que se quisiera sumar, podía lanzar al mundo su opinión. Se empezó a entender el real poder ejercido en tomo y lomo por el ciudadano de a pie, el poder de cambiar la forma de comunicación de los social media (de vertical a horizontal) y se comenzó a pelear el voto del ser digital del otro lado de la pantalla (aún cuando todavía se duda del impacto en votos de estos medios).

Sin importar si era de izquierda, centro o de derecha, sin importar credos, todos tuvieron que entrar a este frente de batalla. Está claro que algunos lo hicieron mejor que otros en la web, pero la gran duda ahora es si los seguirán ocupando para informar a la ciudadanía desde sus roles de oposición o gobierno.

Ahora que SP fue electo es necesario adentrarse en su estrategia digital. Juzgue usted mismito de la fuente original:

Autor: Patricia Cabezas Keller, Directora de Contenidos, Hkmk Marketing Digital, hkmk.cl